Una reconstrucción del contexto detrás de una de las decisiones más simbólicas en la historia empresarial de Monterrey.
Ya pasaron más de 10 años desde que Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma fue adquirida por Heineken. En una transacción de $7 mil 600 millones de dólares, en enero de 2010, la famosa Cervecería de Monterrey pasó a ser parte de la cervecera holandesa - y FEMSA a ser el segundo accionista más grande en Heineken.
Fue una transacción enorme y - para muchos - muy simbólica. Quisimos conocer un poco más de por qué el equipo creyó en aquel momento que hacía sentido.
En 1993 - justo antes de la entrada en vigor del TLC - Modelo había vendido una importante participación a Anheuser-Busch. El acuerdo quedó estructurado de tal forma que las familias originales de Modelo pudieran retener el control de la empresa, a pesar de quedar solamente con el 49.4% del capital.
Había sido un movimiento defensivo. Temían que la apertura de las frontera se convirtiera en una “invasión” de cervezas extranjeras, así que Modelo prefirió ceder una buena parte de la empresa y quedarse con el gigante norteamericano de su lado.
Vinieron años muy buenos. La comunidad de “surfers” de California descubrió Corona y comenzaron a llevarla a California. El equipo comercial, a cargo de Valentín Diez Morodo, detectó resultados atípicos, y tras una investigación, descubrieron este fenómeno. Comenzaron entonces a impulsar la venta de Corona en California, y funcionó. Luego se fueron a todo EUA, y funcionó otra vez. Para 1998, cerveza Corona se convertiría en la bebida importada más vendida en aquel país - un título que mantiene a la fecha.
Pero el panorama cambiaba rápidamente. La brasileña AmBev, fundada apenas en 1998 tras la fusión de dos antiguas cervecerías de ese mismo país, crecía con una agresividad insólita. Tras una serie de adquisiciones en Sudamérica, en 2004 se fusionó con Interbrew, de Bélgica, para crear InBev. No habían pasado ni tres años, y buscaban cómo quedarse con Anheuser-Busch.
A la cabeza de Modelo estaba Carlos Fernández. El sobrino de don Antonino había asumido el rol de CEO en 1997, con apenas 31 años, sorprendiendo a quienes esperaban ver a Valentín Diez en esa silla. Aunque habían sido exitosos vendiendo Corona en EUA y otros países, un artículo del WSJ de aquellos años alega que se negaban a verse como una empresa global y que por lo tanto, no habían aprovechado oportunidades para crecer fuera de México. Eso los dejaba vulnerables ante lo que pasaba ya en la industria.
Historias empresariales no disponibles en otros medios, y preparadas desde una óptica periodística, objetiva y bien documentada.
Powered by Whitepaper.