La creadora de una nueva generación de empresarios.
Hace poco más de 20 años se popularizó la leyenda de los managers de General Electric. La holding dirigida en aquel entonces por Jack Welch se había convertido en la empresa más valiosa del mundo, y más allá de las turbinas de avión y equipos médicos, algunos consideraban que sus mejores “productos” eran los líderes empresariales que salían de GE para irse a encabezar otras empresas.
“What can GE do better than any Company in the world? Develop first-rate general managers. In our view, that is the essence of GE…what does GE pride itself on more than anything else? Having the best set of general managers in the world”, escribiría Jim Collins en Good to Great, en 2001.
Ese año, al menos 16 personas que habían ocupado puestos directivos en GE se habían convertido en CEOs de empresas públicas — incluyendo algunas de las más grandes, como Home Depot, Albertson’s, Polaris y 3M. El estilo de trabajo y la cultura de General Electric se extendía así a otras industrias.
GE aprovechó este posicionamiento. Por mucho tiempo fue un empleador atractivo para personas de gran empuje, ambiciosas, que sabían que pasar algunos años en alguna de las divisiones de la empresa les serviría no solamente para aprender y desarrollarse profesionalmente, sino porque contar con esta marca en su CV sería un activo cuando quisieran buscar trabajo en cualquier otro lado.
En México, Grupo Alfa jugó un rol similar.
Por mucho tiempo — comenzando quizás finales de los 70s y extendiéndose por los siguientes 25 años — Alfa era LA empresa. Para una buena parte de quienes estudiaban una ingeniería en el Tec de Monterrey, trabajar en Alfa era la opción preferida. Con todo y las dificultades que enfrentó — principalmente a principios de los 80s — la marca retuvo un gran “prestigio social”. Una carrera profesional en Alfa significaba estabilidad, crecimiento, buena remuneración.
Esto le sirvió para hacerse de un talento que, con el paso de los años, demostraría ser extraordinario — particularmente a su salida de Alfa.
Detrás de varias de las empresas que más valor han generado en Monterrey en los últimos años, están ejecutivos y empresarios que se formaron profesionalmente en Alfa.
José Antonio Fernández tenía poco tiempo de haber sido nombrado director general de FEMSA, cuando buscó al entonces director de Alfombras Terza, una empresa de Grupo Alfa. Eduardo Padilla había entrado a Alfa en 1981, creciendo en diferentes puestos hasta llegar a dirigir una de las empresas de la holding. Le atrajo la idea de formar parte del nuevo equipo de José Antonio, así que en 1997 salió de Alfa para convertirse en el responsable de planeación de FEMSA. Tres años después, pasaría a encabezar la división de negocios estratégicos, en donde había empresas de empaque y logística, y también una cadena de tiendas de conveniencia con unos 1,200 puntos de venta.
Bajo la dirección de Padilla, aquello terminaría convirtiéndose en FEMSA Comercio — y OXXO se dispararía a casi 20 mil puntos de venta. En 2018 pasó a ser el CEO de FEMSA, dirigiendo una empresa con más de 300 mil empleados.
Número de tiendas OXXO. Eduardo Padilla encabezó FEMSA Comercio entre 2000 y 2018
Blanca Treviño, Fernando Turner y José Antonio Rivero Larrea también trabajaron el Alfa de los 80s — y lo dejaron atrás para crear sus propias empresas.
Softtek, la empresa que encabeza hoy Blanca, tiene más de 16 mil empleados, opera en unos 20 países, vende más de $1,000 millones de dólares al año y es la empresa latinoamericana líder en desarrollo de sistemas. Blanca fue parte del equipo de Dinámica — el área de tecnología de Grupo Alfa.
Turner fue tesorero en Alfa desde finales de los 70s. Salió en 1982, dedicándose primero a fabricar motos y bicis, pero con la llegada del TLC, evolucionó a la producción de convertidores catalíticos. Su empresa, Katcon, tiene plantas en Australia, EUA, China, Polonia y Corea, entre otros. Ahora hacen también autopartes de materiales compuestos.
Minera Autlán ha vendido un total de casi $1,800 millones de dólares en los últimos cinco años. Después de trabajar en Alfa, José Antonio Rivero le compró Compañía Minera Autlán al gobierno mexicano en 1993 y terminaría llevándola a ser la más grande productora de manganeso en Centro y Norteamérica, y la única productora de nódulos de manganeso en el mundo. Tiene también negocios de energía, y metales preciosos, entre otros.
Varios años después de su paso por Alfa — en donde ocupó la dirección de estudios económicos por ocho años — Everardo Elizondo se convertiría en subgobernador del Banco de México. Por su parte, Alfonso González Migoya salió de Alfa y fungió como director general de Grupo Industrial Saltillo, luego presidente del consejo de Volaris, y es actualmente uno de los consejeros independientes más ‘codiciados’, activo en un buen número de consejos de administración, incluyendo el de FEMSA y el de Regional (Banregio).
Cuando Home Depot aterrizó en México, en 2001, lo hizo comprándole a Alfa las cuatro tiendas de Total Home que tenía. Esas tiendas vendían alrededor de $900 millones de pesos anuales, y Home Depot habría pagado en aquel entonces unos $800 millones de pesos por el negocio. Ricardo Saldívar había pasado varios años en Alfa, y estaba en ese momento a la cabeza de Total Home. Se “fue” en a venta, y lideró Home Depot hasta 2018. Creció la cadena a más de 100 tiendas. Su sucesor, Pepe Rodríguez, también salió de Alfa en la venta y hoy está a la cabeza de un negocio que, de acuerdo con estimaciones de Whitepaper, supera fácilmente los $70 mil millones de pesos anuales de ventas — y que lleva algo así como 17 años consecutivos sin dejar de crecer.
Y claro, está el famoso caso de Francisco Garza Egloff. Como director de Sigma Alimentos — una empresa a la que ya estaba haciendo crecer — era un codiciado ejecutivo por otras empresas de alimentos; Lala lo habría intentado fichar en algún momento. Pero fue Arca la que finalmente lo convenció de dejar Alfa en 2003, para pasarse a dirigir la que entonces era un refresquera importante, aunque limitada geográficamente y en variedad de productos.
En 2002, Arca tenía ventas anuales de unos $13 mil millones de pesos, de los cuales el 99% venían de comercializar bebidas en México. El valor de la empresa era de aproximadamente $16 mil millones de pesos.
Quince años después, cuando Garza Egloff terminó su período como CEO, las ventas de la empresa llegarían a los $156 mil millones de pesos anuales, solamente el 38% eran generados México, y el market cap superaba los $190 mil millones de pesos — $174 mil millones más que en 2002. Además, a lo largo de ese período sus accionistas se habrían repartido alrededor de $41 mil millones de pesos en dividendos.
El crecimiento en los resultados de Arca Continental, mientras Francisco Garza Egloff fue su CEO. Cifras en miles de millones de pesos.
El término de PayPal Mafia lo acuñó la revista Fortune en 2007. Después de que PayPal fue adquirida por eBay en $1,500 millones de dólares, en 2002, una buena parte de quienes habían formado parte de la startup, incluyendo sus fundadores, se convirtieron en inversionistas, emprendedores o directivos de muchas de las startups que nacieron en la primera década del nuevo siglo. Inyectaron su experiencia, su credibilidad — y por supuesto, su fortunas — en hoy marcas tan reconocidas como Facebook, YouTube, Tesla, SpaceX y LinkedIn.
El PayPal de hace 20 años fue capaz de congregar un grupo de personas que resultarían ser extraordinariamente talentosas — particularmente a su salida de la empresa.
Alfa ha jugado un rol similar en la reciente historia empresarial del país. Atrajo talento que claramente tenía un enorme potencial. Ahí aprendieron, hicieron contactos, ganaron credibilidad. Algunos — como los casos antes mencionados — en algún momento creyeron que hacía más sentido hacer su carrera en algún otro lado.
Ahí está el resultado, y sus nuevas carreras han tenido un impacto trascendental.
Alfa también ha crecido muchísimo en los últimos 20 años. En el año 2000, la holding — cuyas principales empresas eran en ese momento Alpek, Hyslamex, Sigma, Versax y Onexa — registró ventas totales de $19 mil millones de pesos. Para 2020 esta cifra se multiplicó 14 veces, para alcanzar casi $264 mil millones de pesos.
Claro, no todas las personas que dejaron GE para dirigir otras empresas, ni todos los ex PayPal que se lanzaron a emprender, ni todos los que salieron de Alfa para perseguir otras carreras, fueron igual de exitosos. Pero los casos que sí existen invitan a reflexionar: ¿será que estas organizaciones eran capaces de atraer al talento con mayor potencial? ¿será que lo que aprendieron durante sus años en la empresa los preparó para ser mejores en el futuro?
Más dudas: ¿podrán capitalizar las empresas el que su ‘alumni’ esté ahora ocupando este tipo de puestos, en otras organizaciones? Para organizaciones como BCG, esto es parte de la fórmula — a la marca le da un cierto prestigio lo que logran sus ex empleados. Y todo esto, ¿se traduce en un círculo virtuoso, que permita a la empresa volver a atraer talento con gran potencial?
Las preguntas obligadas. ¿Qué hubiera sido si aquel grupo se hubiera quedado en PayPal o en eBay, en lugar de enfocarse en nuevos proyectos? Y en ese sentido, ¿qué hubiera sido si estos empresarios hubieran seguido en Alfa?
Cualquier respuesta es una mera especulación. Lo que sí es una realidad es que una buena parte del valor generado por las empresas en el norte de este país, en los últimos años, viene de una generación que pasó por Grupo Alfa.
Una “Alfa mafia”.